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- Puebla, Pue. México.

13Categorizar las realidades es complejo. ¿Cómo decidimos quién es quién? ¿Qué o quién nos define? ¿Debe haber categorías en primer lugar? Para responder éstas y más preguntas, los Consejos Estudiantiles de Representantes de Licenciatura (CER’s) del Departamento de Ciencias Sociales de la IBERO Puebla celebraron la Jornada Conmemorativa de los movimientos LGTB+.

Durante la conferencia inaugural, el Lic. Mario Antonio Moreno Rosado desentrañó la diversidad sexual a partir de los conceptos clave que la conforman. En primer término, estableció que el sexo no es lo mismo que la sexualidad, pues a través de la segunda nos relacionamos con otras personas.

La relación sexual empieza desde que nacemos, ya que nuestras características físicas determinarán cómo seremos educados. “El sexo es la configuración de las gónadas y sus funciones específicas”. A partir de ello, comenzará nuestra formación con base en el género binario, una condición socialmente aceptada que determina si seremos hombres o mujeres.

Recordó que la configuración genital es unitaria, pero el crecimiento nos lleva a desarrollar diferentes características. No obstante, cuando las personas nacen con ambos sexos se revela el pensamiento dicotómico propio de occidente, el cual nos limita a concebir diferentes posibilidades de género.

Como constructo social, el género determina lo que vamos a ser como hombres y como mujeres. El abogado y activista denunció que ésta es una dinámica de convivencia a través de la violencia, pues el androcentrismo ha llevado a considerar al varón el centro de las sociedades, lo cual lleva a subordinar y desvalorizar la vida de las mujeres y su papel como seres sociales.

En ese sentido, destacó que la palabra “puta” es sintomática de una serie de dinámicas morales que han responsabilizado a las mujeres de actitudes socialmente reprobables, mismas que para los hombres son permitidas e incluso esperadas. Esto deviene, dijo, en múltiples casos de violencia que van desde machismos cotidianos hasta feminicidios.

Sobre la expresión de género, indicó que se relaciona con actitudes y conductas masculinas y femeninas, mismas que pueden o no ser concordantes con el sexo y el género de la persona. En tanto, la orientación sexual define hacia dónde dirigimos nuestros afectos. Si bien las personas suelen ser educadas como heterosexuales, especificó que la orientación sexual no es fija.

Señaló que la religión tiene alta responsabilidad en las percepciones negativas al señalar la diversidad como algo “anormal”. Los discursos de odio, precisó, van más allá de la semántica de las palabras, sino que la intencionalidad contribuye a transmitir mensajes de odio.

Moreno Rosado definió la identidad sexual y de género como la categoría que engloba a las personas travesti (adopción temporal de la imagen del género opuesto), transgénero (adopción permanente de la vida del género opuesto) y transexual (alteración quirúrgica y hormonal del cuerpo). Recordó que, hasta 2018, la Organización Mundial de la Salud (OMS) consideraba la transexualidad como un trastorno mental.

Finalmente, conceptualizó las expresiones comportamentales de la sexualidad como las maneras en que nos relacionamos con otras personas, objetos u animales. “Hay muchas maneras de entender estas categorías. Algunas posturas, como la teoría queer, buscan erradicar definitivamente la categorización”.

Como reflexiones finales, Mario Antonio Moreno insistió en que la orientación sexual está enmarcada en un contexto violento. Por ello, se defiende el concepto de preferencia sexual debido a que muchas personas deciden vivir de manera distinta a sus verdaderas expresiones y orientaciones. Llamó a respetar el concepto del clóset como un espacio imaginario para la intimidad sexual de cada persona.

Invitó a sensibilizarse y desnaturalizar la homofobia, así como reflexionar sobre el pensamiento binario y la construcción de las personas como mujeres y hombres. “Tratemos de hacerlo mejor. Empecemos a desarrollar las alas que la humanidad necesita para volar”. La convivencia, cerró, es la clave para erradicar prejuicios y fobias: pensar distinto y desaprender el odio.