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02apoyobuap01En compañía de funcionarios universitarios, la rectora María Lilia Cedillo Ramírez nuevamente dio el banderazo de salida a dos camiones que transportan más de 15 mil provisiones y comestibles no perecederos, que serán entregados a la Universidad Autónoma de Guerrero, para que a través de esta institución sean canalizados a los damnificados del huracán Otis.

“Esta campaña de recaudación de víveres será en beneficio de nuestros compañeros y amigos de Guerrero. Me da gusto ver la solidaridad que hay entre la comunidad universitaria, pero también de los poblanos que acudieron al encendido del Árbol de Navidad y trajeron víveres”, expresó la doctora Cedillo.

Precisó que estos apoyos se harán llegar a la Universidad Autónoma de Guerrero, donde se abrió un comedor para dar alimentos a las personas que perdieron sus fuentes de empleo y que ahora trabajan en la limpieza y reconstrucción de Acapulco, con la intención de sacar adelante a este lugar.

Además de esta acción, indicó que los universitarios de la Autónoma de Guerrero preparan despensas que reparten en las colonias más pobres de Acapulco, por medio de brigadas, por lo que garantizó que estas donaciones en especie servirán para alimentar a muchas personas, que aún necesitan el apoyo y solidaridad de otros.
General, a quienes explicó algunas de las causas que generan estos padecimientos, así como recomendaciones para reducir el contagio, entre ellas, la hidratación, uso eficaz de cubrebocas, lavado de manos, guardar distancia de 1.5 metros, evitar tocarse la cara, reducir el tiempo en espacios cerrados o concurridos y cumplir con los esquemas de vacunación, entre otras medidas.

En presencia del Contralor General, el maestro José Francisco Tenorio Martínez, y en el marco del aniversario 25 de este órgano universitario, la Rectora Lilia Cedillo recordó que en esta época del año es común que las personas se enfermen con mayor facilidad, entre otras causas, por la capacidad del cuerpo para contrarrestar un virus con sus propias barreras físicas, químicas y biológicas.

Mencionó que las enfermedades por infecciones respiratorias pueden ser leves, moderadas, severas o mortales. Estas variantes dependen del patógeno que afecte al ser humano y el lugar donde se aloje, así como de las condiciones en el medio ambiente y la respuesta inmunológica del hospedero.

Entre los síntomas más comunes están la fiebre, escurrimiento nasal, estornudos, tos, malestar general, dolor faríngeo, falta de aire y dificultad para respirar. Asimismo, mencionó que estas infecciones se clasifican en superiores (rinitis, laringitis y faringitis) e inferiores (bronquitis y neumonía), estas últimas son más graves y requieren de hospitalización en la mayoría de los casos, ya que ponen en peligro la vida de los pacientes.

Indicó que la vía de entrada de estos virus es aérea o respiratoria, y por lo tanto, son más difíciles de controlar en cuanto a su diseminación, esto a pesar de que en la nariz existan barreras físicas, que actúan como “barredoras” de microorganismos a través del estornudo, sin embargo, recordó que hay estudios que demuestran que las bajas temperaturas reducen la eficacia de este movimiento, por eso es conveniente no respirar aire frío.

Otro aspecto que influye es que el epitelio de las vías respiratorias tiende a partirse por la resequedad, lo que deja vulnerable a la piel para que algún patógeno nuevo o desconocido se adhiera.

En cuanto al impacto de estos virus, depende de la inmunidad que presente la persona, así como la variante, pues mencionó que 80 por ciento de las enfermedades infecciosas emergentes son de origen zoonótico, es decir, se transmiten de animales a humanos y eso influye en el cambio y eficacia de los tratamientos.

La rectora también habló de las acciones que el propio sistema inmunológico produce para contrarrestar estos padecimientos y destacó la pertinencia de mantenerse bien hidratados, de ventilar los espacios de uso común, también el no acudir al trabajo si se presentan síntomas, usar cubrebocas, guardar una distancia de 1.5 metros, evitar saludar de mano o de beso, no tocarse la cara constantemente, y sobre todo, vacunarse.

Como parte de los protocolos para reducir los riesgos de contagio, la doctora Cedillo Ramírez hizo hincapié en el lavado de manos como uno de los mecanismos más eficaces de prevención, además de la limpieza y desinfección de objetos y superficies que se tocan frecuentemente.

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