Los intentos por representar en una cinta los acontecimientos del movimiento estudiantil del 2 de octubre de 1968 son diversos, van desde trabajos periodísticos como el realizado por Canal Seis de julio y el diario La Jornada, titulado Tlatelolco: las claves de la masacre (2007), que recopila testimonios del operativo militar, hasta películas más comerciales como Rojo Amanecer, donde la historia gira en torno a una familia que vive en el edificio Chihuahua en Tlatelolco.
Es esta ocasión llega a las salas de cine la película Tlatelolco, Verano del 68, del director Carlos Bolado, quien tiene como antecedente el filme Colosio; esta historia narra los acontecimientos previos al 2 de octubre de 1968, con muy buena ambientación, acorde a la época, un vestuario muy bien cuidado, música, y de más elementos que visten adecuadamente esta película.
El hilo conductor de este filme es una historia de amor entre una niña “bien y un chico de clase popular”, eso le da al traste a toda la película, que si bien no pretendía encontrar el hilo negro de este importante y serio acontecimiento nacional, pudo haber retomado los hechos con más credibilidad y un enfoque periodístico dando como resultado un gran éxito cinematográfico.
Cabe destacar que en estos momentos tan importantes en el ámbito político, social y económico de México, no estamos para ver historias de “amor”, porque los jóvenes cada vez más conscientes e informados sobre el acontecer cotidiano de la sociedad mexicana, buscan que los medios de comunicación aporten datos relevantes a su cúmulo de conocimientos, para tener una mirada crítica de estos.
Tlatelolco, Verano del 68, está muy lejos de formar parte de la lista de películas más importantes de este movimiento, con actuaciones que dejan mucho que desear, como la del actor Roberto Sosa y su interpretación del expresidente Gustavo Díaz Ordaz, y Ricardo Kleinbaum, que da vida al entonces secretario de Gobernación Luis Echeverría Álvarez.
Lo rescatable de esta película es la intención de conmemorar un suceso tan importante en la historia de México, que sigue siendo tema de análisis y que no puede quedar en el olvido de la sociedad mexicana, además de ser este la base de otros movimientos estudiantiles.
