Muy lamentable lo que ocurre en el país con los crímenes que niños y jóvenes han ejecutado sin miramientos y a sangre fría en las últimas semanas. ¿Y por qué está pasando esto en México? sin duda una de las respuestas se deben a la descomposición social que se vive y por la falta de políticas legales que atiendan este problema, que está llegando a límites jamás pensados.
En los últimos 10 años, para no ir muy atrás, las noticias que hemos visto en los medios de comunicación escritos, electrónicos y en las redes sociales, y que han abarcado los principales titulares fueron de: asesinatos, de enfrentamientos entre el crimen organizado con las policías o el ejército, de secuestros, de suicidios por causa del bullying, etc.
Los medios de comunicación se tiñeron de rojo, con la sangre de las personas que fueron atacadas por criminales que mentalmente han sido dañadas por esta descomposición social y pérdida de valores generada por la desintegración familiar, la escasez de oportunidades de desarrollo social y económico, por la falta de acceso a las instituciones educativas en todos los niveles, por la falta de empleo, entre otros factores que han sido ignorados por una sociedad y un Estado Mexicano que está siendo rebasado por hechos lamentables que cada vez son más recurrentes.
Por ejemplo, lo que pasó en Veracruz con el secuestro de una joven que salía a hacer ejercicio, y por el hecho de ser de una familia que ha trabajado para lograr un patrimonio digno, a un grupo de individuos dañados mentalmente se les ocurrió la magnifica idea de privar de la libertad a Columba Campillo estudiante de 15 años de edad, quien fue asesinada por estos delincuentes que ya fueron detenidos y a quienes nos les importó dejar marcada de por vida a una familia que de la noche a la mañana perdió a su hija.
Otro hecho que debe poner en alerta a la familia, a las instituciones educativas y a los gobiernos en todos sus niveles, fue lo que ocurrió en Chihuahua, con la muerte de Cristopher Raymundo Márquez Mora de 6 años de edad, que se prestó a participar en un juego con otros menores entre 12, 13 y 15 años para simular un secuestro, quienes literal, como si estuvieran participando en un juego de video, torturaron y mataron a este pequeño de una manera salvaje que realmente nos deja sin palabras.
El último caso que sin duda habla de la impotencia que hay actualmente por estos hechos violentos y trágicos que vivimos en el país, es lo que le pasó a Isarve Cano Vargas, joven estudiante, con un enorme futuro profesional, la cual fue victimada por supuestos amigos que decidieron secuestrarla y matarla.
Estos son algunos de los casos que han salido a la luz pública en estas últimas semanas, y que los medios han tenido que publicar para informar y sobre todo alertar a la población de la manera en cómo se está desmoronando la sociedad, al perder la batalla ante el crimen que como demonio de las mil cabezas, mata, secuestra, corrompe, viola y atemoriza a diestra y siniestra a personas que como en juegos de azar eligen.
Es momento que las autoridades municipales, estatales y federales, los legisladores y poder judicial, los empresarios, las universidades públicas y privadas y la familia, se sume a una campaña de conciencia, que reivindique los valores humanos para evitar que estos hechos violentos sigan presentándose.
Para ello se deberán diseñar mecanismos que lleven a los niños, a los jóvenes y porque no a los adultos que el crimen no es la solución a los problemas económicos, sino que son la preparación y el conocimiento las verdaderas llaves que abrirán las puertas del desarrollo, de la armonía y del bienestar social.
“Por la ignorancia se desciende a la servidumbre, por la educación se asciende a la libertad..."
Diego Luis Córdoba
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