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- Puebla, Pue. México.

05uvm01Ante el incremento de la violencia infantil durante la pandemia, es preciso promover, desde la educación, los Derechos Humanos entre los padres, cuidadores, maestros y población en general. La educación y el amor son los puntos clave para formar a niños empoderados, que sean críticos, reflexivos y que busquen mejorar la sociedad, señaló Fernando de Lucio, defensor de los derechos de la niñez, ganador del Premio de la Juventud 2021 y estudiante de la Licenciatura Ejecutiva Online en Comunicación y Medios Digitales de la Universidad del Valle de México.

El estudiante Fernando Daniel de Lucio tiene 14 años de edad, ha sido un activista social desde muy pequeño. Este año recibió el Premio de la Juventud 2021 por parte del Gobierno de la Ciudad de México, a través del Instituto de la Juventud (INJUVE). Ha colaborado en diversas organizaciones, tales como la iniciativa Nuestra Voz Cuenta, Tejiendo Redes Infancia (proyecto cofinanciado por la Unión Europea para el fortalecimiento de una plataforma de defensa y promoción de los derechos de niñas, niños y adolescentes en América Latina y el Caribe); la Red por los Derechos de la Infancia en México, que agrupa a más de 40 niñas, niños y adolescentes de América Latina y el Caribe defensores de derechos humanos. Recientemente participó en la sesión extraordinaria para el nuevo Protocolo Adicional para la Búsqueda de Niñas, Niños y Adolescentes.

En el contexto del Día Internacional de la No Violencia instituido para su conmemoración el 2 de octubre por la Asamblea General de las Naciones Unidas, Fernando de Lucio explicó que el hogar se ha convertido en el lugar más inseguro para muchos niños y en donde ha ocurrido el mayor porcentaje de actos de violencia contra la infancia. De acuerdo con la Subsecretaría de Derechos Humanos, durante el primer semestre de 2021 se registraron 129 mil 20 carpetas de investigación por violencia familiar; lo que representa un incremento del 24% respecto al mismo periodo del año anterior; el 82% de las víctimas fueron niñas y adolescentes mujeres, es decir, las niñas y adolescentes son las más violentadas. También durante la primera mitad del 2021, los casos de violencia provenientes de parientes alcanzaron el 66%.

“Esta violencia estaba mucho antes, pero la pandemia fue un catalizador que propició que la violencia aumentara”, expresó.

Fernando añadió que esas cifras hablan también de la cultura de violencia que se vive en México, la normalización de la violencia como solución de conflictos, incluso como herramienta de aprendizaje (la famosa chancla o cinturonazo), que ya son parte de nuestra cultura y que se ha arraigado con el paso del tiempo.

Ante estas circunstancias, el defensor de los derechos de la niñez, indicó que entre los aspectos clave para generar cambios personales y sociales que lleven a la transformación de un mundo mejor, en primer lugar, se requiere cambiar la cultura machista, patriarcal, egocéntrica, misógina, consumista y discriminadora.

Para ello, indicó que el primer reto es la difusión masiva de los preceptos relativos al respeto a los Derechos Humanos y a los Derechos de la Infancia, a la cultura de legalidad, a la cultura de paz.

“Las personas deben conocer los derechos de los niños y ser conscientes de su importancia para respetarlos, además es fundamental crear campañas masivas para educar sin violencia, respetar el interés superior de la niñez, promover el respeto a sus derechos, y la cultura de paz”, añadió el estudiante de UVM.

Agregó que es indispensable que los adultos vean a los niños como sujetos de derecho, no como una mera propiedad. “Cuando nos visualizen como personas a las que, si bien se les debe orientar, impulsar, corregir, pero con dignidad y respeto, se podrá ir erradicando la violencia desde el seno familiar y, de esta manera, se irá haciendo eco en otras esferas de la vida cotidiana. También es muy importante que no seamos indiferentes, que seamos empáticos, que no toleremos la impunidad, que estemos involucrados en estos temas a diario y que llevemos a cabo acciones desde nuestra trinchera para promover los derechos humanos, sin revictimizar a las personas”.

Añadió que es necesaria la reconstrucción como personas a través de la educación, para crear nuevos paradigmas, ser más respetuosos, tolerantes, honestos y comprometidos con el bien común y resolver los problemas con una forma no violenta. “Esta violencia ha estado arraigada culturalmente y por eso creo que debemos desprenderla desde raíz y crear otra cultura en la que quepamos todos”.

Por otro lado, es preciso crear políticas públicas encaminadas a la eliminación de la violencia en todas sus formas. Fernando de Lucio indicó que estas acciones no solo son trabajo del gobierno, sino un trabajo en conjunto de la sociedad, de los ciudadanos; de todos, como sujetos de derecho a exigir esas políticas públicas.

“Estos retos no son imposibles, estoy convencido de que los podemos surcar si establecemos nuestra cultura de derechos humanos. Los niños no solo somos el futuro, también somos el presente, estamos aquí, y ahora es cuando requerimos políticas públicas que erradiquen las diversas formas de violencia infantil, que castiguen los delitos que se comenten en contra de los niños y que se combata la impunidad, que se busque el interés superior de la niñez, como lo establece la constitución” expresó.