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- Puebla, Pue. México.

10La UPAEP a través del Centro de Investigación en Inteligencia Económica (CIIE) y la Facultad de Nutrición obtuvieron el Primer Lugar en la categoría de Investigación del Entorno Social y Cultural de la Nutrición del Premio en Investigación en Nutrición de la Fundación Mexicana para la Salud, A.C. (FUNSALUD).

Dicha investigación se tituló “Energy density of foods and diets in Mexico and their monetary cost by socioeconomic Stata: analyses of ENSANUT data 2012”.

México está experimentando una transición nutricional y lo que se observa es que es uno de los países con tasas de obesidad y sobrepeso muy altas, sobresale en el primer lugar en diferentes rankings que observan el comportamiento de estos indicadores, señaló Alfonso Mendoza Velázquez, director del CIIE UPAEP.

Es por ello que por primera vez en México a partir del resultado de una encuesta como la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición se realiza un análisis no sólo de los alimentos que están consumiendo los mexicanos sino que se trata de estimar el costo de los alimentos y de la dieta de los mexicanos, destacó el Investigador de la UPAEP.

“El precio de los alimentos y de las dietas de alta densidad calórica tienden a ser más baratos que los alimentos y las dietas de baja densidad calórica, lo que se traduce en que los alimentos chatarra tienden a tener un costo más barato que aquellos productos saludables y eso lo hacemos por estrato socioeconómico entre otras características”.

El especialista indicó que se pudo encontrar el aumento de consumo de bebidas azucaradas y alimentos no indispensables de alta densidad calórica, por lo que la OMS recomienda reducir la densidad energética de la dieta como una estrategia para prevenir la obesidad.

“Hay diferencias socioeconómicas en el país que nos harían pensar que una estrategia de combate al sobrepeso y la obesidad no tendría por qué ser única, haríamos mal en recomendar una sola medida para toda la población, de ahí el interés de hacer dentro de la investigación la división por estrato, regiones y nivel socioeconómico ”.

Como resultado de la investigación se encontró que aquellas personas con bajos ingresos económicos tienden a consumir dietas con alta densidad calórica, y la cual consumen ya que les sale más barato, esto no necesariamente implica, pero si puede ser un determinante que explique las tazas que el país tiene en obesidad y sobrepeso.

Otra de las conclusiones obtenidas es que la población rural en particular, consume dietas con un menor costo y una mayor densidad energética que la población urbana, además de que la población rural y los grupos de la población con ingresos más bajos, reportan más consumo tradicional como tortillas, pero también alimentos fritos y con grasas.

“También tratamos en este trabajo el impacto del impuesto a la comida chatarra y refrescos que se implementó desde enero de 2014; se observó que no necesariamente el impuesto ha disminuido el consumo en los niveles socioeconómicos más bajos”.

Por su parte la Mtra. Ana Elena Pérez Gómez, Investigadora del Centro de Inteligencia e Investigación Económica UPAEP, destacó que los alimentos más económicos y con un mayor contenido de kilocalorías serían principalmente dulces, chocolates, grasas, mantecas, cacahuates, pastelitos procesados, helados, algunos cereales de caja y posteriormente las pizzas, hamburguesas, tacos, lo que acostumbramos a comer en la calle.

Ambos investigadores coincidieron en que los alimentos anteriormente mencionados en promedio su costo por cada 100 kilocalorías es de $3.00 pesos, mientras que los mariscos que tienen un aporte menor de energía, están a $26.00 pesos por cada 100 kilocalorías.

“Con $3.00 pesos tengo 100 kilocalorías de chocolate, mientras que el gasto va a ser mayor si lo que necesitas es energía, $20.00 pesos para tener 100 kilocalorías, si lo vemos en la parte económica, no me conviene tanto como el consumir el chocolate y esos es lo que no esperas a veces cuando tratas de resolver problemas como el sobrepeso y la obesidad en México”, resaltó la Mtra. Pérez Gómez.

Cabe destacar que en el desarrollo de esta investigación trabajaron instituciones como la Universidad de Washington y el Instituto Nacional de Salud Pública.

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