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- Puebla, Pue. México.

08El mundo se enfrenta a una conmoción económica sin precedentes acompañada por una profunda desconfianza entre las sociedades. Ante este escenario, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) identifica como prioridades la seguridad alimentaria, la gestión inclusiva de crisis y la respuesta y evaluación a las necesidades por impactos económicos y sociales.

Con el fin de establecer vías de reactivación económica resiliente, el PNUD celebró una serie de webinarios en los cuales se señalaron las condiciones de fragilidad previas a la pandemia, el contexto mexicano y lo que diferentes instancias públicas y privadas están haciendo de cara al mundo poscoronavirus.

Iniciativa privada

La resiliencia debe ser entendida como una acción previa a las emergencias. Así lo estableció la Lic. Aideé Zamorano González, gerente de sustentabilidad de Zúrich México: “La COVID-19 es un escenario más en una serie de riesgos interconectados que no van a parar”.

De acuerdo al Informe Mundial de Riesgos 2020 del Foro Económico Mundial, la interconexión de riesgos ante el nuevo coronavirus tiene implicaciones sociales, ambientales, tecnológicas y económicas. “El principal problema económico tiene que ver con la pérdida masiva de empleos. Hay un miedo latente a que las líneas de producción no sobrevivan”.

Zamorano González compartió que en Zúrich México se ha implementado un proyecto para reducir el impacto socioeconómico asociado a la contingencia sanitaria a través de la resiliencia comunitaria en comunidades rurales e indígenas del centro y sur de México. “Prevemos llegar a 26,000 familias durante 21 meses de intervención. No podemos tener acciones de una sola vez”, indicó.

Como áreas de oportunidad desde el sector privado, señaló la urgencia de encontrar nuevos caminos para subsanar la ruptura en las cadenas de valor. Al mismo tiempo, hizo hincapié en fortalecer los compromisos con la sustentabilidad y las nuevas dinámicas de interacción con los clientes.

Instancias públicas

Para el Mtro. Juan Martínez Louvier, director general del Instituto Nacional de Economía Social (INAES), las personas solemos percibirnos a nosotras mismas y a las demás como mercancías, no como seres sensibles. “El neoliberalismo generó la privatización de los bienes públicos y sociales como la seguridad y la salud”. Esto se refleja en países donde las carencias en los sistemas de bienestar han vulnerado a la población.

En México, la crisis ha obligado a subsanar lo antes posible estas insuficiencias. En consecuencia, el INAES ha sufrido recortes de hasta el 75% para aportar a la compra de equipo médico. “La reducción de riesgos humanos radica en la construcción de generadores de bienes públicos”. Agregó que la expansión del virus se ha dado, en gran medida, por la hiperconectividad en la que vivimos.

Reconoció que la pandemia ha focalizado algunas prácticas de producción y consumo que no serán sostenibles en la nueva normalidad. En ese sentido, el INAES ha buscado generar empresas rentables que persigan los bienes sociales. Al mismo tiempo, se han consolidado redes de colaboración con universidades, en las cuales se ha impulsado el emprendimiento en economía social.

Sector educativo

La economía social y solidaria tiene que ser percibida como un nuevo modo de vida construida a partir de las condiciones de cada territorio y en la cual se promueve la autogestión a través de un trabajo digno. “El fin es la vida y no el enriquecimiento”, sentenció la Dra. Marcela Ibarra Mateos, directora del Laboratorio de Innovación Económica y Social (LAINES) de la IBERO Puebla.

Sobre el Laboratorio, indicó que surgió bajo la convicción de promover la formación y el acompañamiento de actores sociales que generen economía social. “Lo que nos interesa es la construcción de una humanidad más justa, fraterna y solidaria. Hemos de acompañar en terreno y construir metodologías de acuerdo a las realidades que nos toca vivir”, dijo.

Ibarra Mateos estableció que las múltiples crisis en la vida pública y privada se han visto agraviadas con la pandemia. En ese sentido, hizo hincapié en que los valores de la economía social y solidaria empatan con la necesidad de transformar las relaciones económicas y sociales.

El LAINES tiene la incidencia en lo público y lo social como eje rector, buscando impulsar transformaciones en colaboración con los gobiernos locales. Debido a que las decisiones políticas representan un alto condicionante en la forma de vida de la ciudadanía mexicana, la directora identificó como área de oportunidad el fortalecimiento de los marcos normativos.

Asistencia intermediaria

Como institución de asistencia sin fines de lucro, Nacional Monte de Piedad pretende contribuir al desarrollo sostenible de México de la mano de organizaciones civiles y actores de cambio. Esto permitió que la Institución lanzara una convocatoria para contribuir a que las organizaciones civiles pudieran solventar sus gastos durante la contingencia.

Por falta de recursos, sólo se atendieron 40 solicitudes; el resto fueron respaldadas a través de una nueva campaña de recaudación de donativos dirigida a grandes empresas. “Las OSC tienen un doble impacto: son empleadores y atienden a una población vulnerable que no recibe atenciones por parte de la infraestructura pública”, refrendó la Mtra. Marisol Fernández Alonso, directora de Inversión Social de la organización en cuestión.

De igual manera, compartió la Estrategia de Trabajo Digno, la cual busca contribuir a mejorar el acceso y la calidad del trabajo de las personas en situación de vulnerabilidad. Los principales destinatarios son las personas en oficios, en micronegocios y en empresas de economía social y solidaria.