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- Puebla, Pue. México.

10Con motivo del VIII Coloquio por el Día Mundial de la Filosofía, la Dra. María del Sol Romano Mora impartió la conferencia magistral Simone Weil: la unidad de pensamiento y acción en el trabajo. En ella, realizó una lectura detallada de las aportaciones de la pensadora francesa sobre la filosofía del trabajo.

Comenzó estableciendo la premisa fundamental de la autora: “Para Weil, es imposible realizar cualquier trabajo sin un pensamiento previo. El verdadero trabajo es creativo, libre y digno”. De igual manera, denunció que la producción en serie es alienante y no estimula la creatividad.

Simone Weil vivió en carne propia las condiciones precarias de las trabajadoras de su época. “Las mujeres hacen un trabajo mecánico y veloz que les impide pensar.” Esta situación provoca un desapego del cuerpo y espíritu propios. Al mismo tiempo, la falta de impulsos reales que motiven al trabajador nutre un círculo vicioso: trabajar para vivir y viceversa.

Al referirse al maquinismo, la Dra. Romano señaló que uno de los efectos negativos recae en la deshumanización de los miembros de una empresa: el nacimiento de un hombre sin lazos y con amplias barreras entre los que ejecutan el trabajo y los que lo dirigen. En algunos casos, siguió, la relación hombre-máquina invierte su jerarquía y subordina al cuerpo humano.

Advirtió que la sociedad disfruta de los frutos de la revolución industrial sin preguntarse cuáles son las consecuencias ontológicas. Esto, en gran medida, se debe a que el tiempo, constituido por largas jornadas de trabajo, no se los permite. Dicha condición se traduce también en agotamiento moral.

María del Sol Romano recordó las reflexiones de Weil en torno a la búsqueda de la dominación del mundo a través de la técnica, lo cual reemplaza la esencia de valores humanos como el amor y la empatía. “El ser se somete al tener porque se convierte en un objeto y, al mismo tiempo, se vuelve esclavo de las nuevas conquistas”, sentenció.

Reconoció que tanto la máquina como la técnica son bienes que deben servir al hombre y no a la inversa. Se debe propiciar el trabajo en equipo para fortalecer los lazos humanos, pues la idolatría de la técnica separa al hombre del mundo y de sus semejantes.

La investigadora concluyó que, en el verdadero trabajo, hay una unión entre cuerpo y espíritu, así como entre los trabajadores de la empresa. Mencionó que la filósofa parisina pugnaba para que el obrero tuviera una visión global del proceso que lleva a cabo y las contribuciones que hace con su trabajo. “Es fundamental formar sociedades basadas en el espíritu del trabajo”, cerró.

 

 

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