banner a1

logo

banner l

- Puebla, Pue. México.

Los relevos y cambios en su gabinete, anunciados por el Presidente Peña Nieto el jueves veintisiete y que fueron dados a conocer, como parte de un plan de mejora en la atención de varias de las áreas estratégicas de la administración del Gobierno Federal.

A la gran mayoría de los mexicanos, no nos dejan satisfechos y peor aún, como suele ocurrir en estos casos, nunca sabremos las razones de la salida de los secretarios, ni las que inclinaron la balanza en el ánimo del presidente para designar a los que llegan a los cargos, es decir, ni los ciudadanos, ni los Diputados y Senadores que son nuestros “representantes” tenemos el derecho a saber, si la decisión de la salida  obedeció a ineficiencias en el desempeño de los cargos, si se detectaron anomalías, si hubo incumplimiento en los programas de acuerdo al Plan Nacional de Desarrollo 2012-2018, o bien, si el Presidente decidió la salida de los Secretarios por una ocurrencia o capricho de orden personal, podemos hacer muchas conjeturas al respecto, pero finalmente no llegaremos a ninguna conclusión válida, ya que de acuerdo a las facultades que le confiere el Artículo 89 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, es una de sus atribuciones, nombrar y remover libremente a los Secretarios del Gabinete.

01derechos01Sin embargo, en los momentos que vive nuestro país y donde la Transparencia y Rendición de cuentas de los funcionarios son de los asuntos que más preocupan a los ciudadanos y grupos de la sociedad civil organizados, eventos como el ocurrido el jueves pasado, quedan en el olvido, sin que existan explicaciones convincentes o que nos den la esperanza, de que realmente las cosas van a mejorar en la administración del Gobierno Federal.

Tampoco sabemos, si quienes llegan cuentan con los perfiles idóneos para los cargos, es decir, lo que se pediría a cualquier persona que aspire a ser contratado en algún empleo, su currículum, experiencia, méritos profesionales, resultados y sobre todo si cuenta con un Plan de Trabajo que al menos permita a quienes pagamos su salario.

Confiar en que las cosas van a mejorar, todo lo anterior, no se aplica en este tipo de movimientos, sino que basta formar parte de la cúpula del Poder o tener una buena relación con los hombres de confianza del Presidente para verse favorecido con el nombramiento.

Lo anterior significa, que no existen mecanismos de control o supervisión del desempeño de los funcionarios en esos niveles, ya que sin importar lo hagan bien, o lo hagan muy mal, da lo mismo, nadie puede poner en tela de juicio sus resultados; lo sorprendente es también la multifuncionalidad de secretarios como Rosario Robles o José Antonio Meade, que igual pueden servir para un área como desarrollo social, que para la Secretaría de Relaciones Exteriores o la Secretaría de Desarrollo Agrario y territorial, lo que demuestra que sin importar que tan buenos o malos hayan sido los resultados que dieron en las áreas que desempeñaban.

El cambio se da, y me pregunto ¿Si los resultados que dieron fueron buenos, para que quitarlo de su puesto? Y ¿Si fueron malos, no sería mejor que llegue una persona con mayor capacidad que garantice un mejor desempeño?

01derechos02Pues todos estos elementos que aplican en la lógica de contratación de cualquier empresa u organización, en el caso del Gobierno Federal, no aplican, por ello, si hacemos una encuesta entre los mexicanos, acerca de ¿Cuáles son las expectativas de mejora que considera se darán con los cambios de funcionarios del Gabinete del Presidente anunciados la semana que concluye?

Apuesto a que una gran mayoría responderá, que ninguna, o que no sabe, ya que se trata como dirían coloquialmente, de “la misma gata, pero revolcada” es decir, como ha ocurrido a lo largo de la historia presidencial de México, se siguen priorizando los intereses de carácter político  y proyectos transexenales a la solución de los verdaderos problemas con los que lidian todos los días las familias mexicanas. Ver para creer.