El próximo 4 de octubre el rector de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Alfonso Esparza Ortiz, rendirá su primer informe de labores, sin duda un acto relevante no sólo para la comunidad universitaria sino para la sociedad poblana, por los avances mostrados en este año de gestión, que sin duda fortalecen a la educación superior pública que se imparte en la entidad.
El trabajo realizado en este año, es una muestra del compromiso asumido por el rector desde que fue electo por la comunidad en el 2013, quien de acuerdo al Plan de Desarrollo Institucional, ha ido cumpliendo al pie de la letra cada uno de los 10 ejes, que fueron debatidos por los universitario en una amplia consulta, y avalados por el Consejo Universitario.
Alfonso Esparza Ortiz, hombre sensible a las necesidades de los universitarios, dio un giro de 360 grados, para iniciar con la construcción de una universidad pública que rompa paradigmas y que genere nuevos esquemas de enseñanza, acordes a los tiempos que exige una sociedad global, demandante y competitiva.
Este modelo innovador de formación de profesionistas que se construye en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, ha logrado cambiar en un año y algunos meses, la visión que la sociedad tenía hacia la Máxima Casa de Estudios, de ser un ente preocupado más por las cuestiones políticas que por las académicas, situación que pese a tener un avance, en estos 20 años, la objetividad universitaria había perdido rumbo.
Los cuadros universitarios estaban más encaminados en la búsqueda de peldaños externos que en desarrollar profesionistas, que con base en la experiencia adquirida, se convirtieran en portavoces de una nueva cultura académica que estuviera por encima de la política.
Es decir, anteponer los valores y el conocimiento adquirido en las aulas, por el de las cuestiones político-partidistas, que al final la historia en México nos ha llevado, en al menos 50 años, a un caos socioeconómico por la improvisación de personajes que han ocupado puestos públicos, incluso en la iniciativa privada, sin tener una preparación adecuada.
Hoy en la BUAP ese esquema obsoleto está fuera del proyecto del rector Alfonso Esparza Ortiz, ya que su misión y visión como universitario de tradición se centra en edificar las bases de una institución que promueva como el conocimiento, el debate constructivo y la proyección a largo plazo, siempre pensando en la esencia de la universidad pública: sus estudiantes.
En la Máxima Casa de Estudios los cuadros universitarios hoy son cien por ciento académicos, los grupos hoy se sientan a debatir por el futuro y no a obstruirlo con posiciones que están fuera de una realidad social, política y económica que se vive en México y en el mundo.
Es por ello que el rector de la BUAP en su primer informe de labores, dará cuenta de los avances institucionales y de los retos que están por venir, y que sin duda quienes recorremos la universidad vemos a una institución que hoy mira a sus maestros, a sus trabajadores y a sus estudiantes como los engranes de una maquinaria moderna y sólida que avanza cada instante hacia un futuro estable y seguro.
La confusión del IPN
Por cierto que aprovechando el espacio, la semana pasada en un tema de orden nacional, en materia educativa, causó revuelo por la gran masa de estudiantes del Instituto Politécnico Nacional que se manifestó por la decisión que las autoridades, encabezadas por la directora Yoloxóchitl Bustamante Díaz, sobre la decisión de modificar el Reglamento Interno del IPN, aprobado el pasado 24 de septiembre de 2014.
Esta modificación para actualizar este reglamento, que databa de 2004, causó inconformidad en los estudiantes de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura, Unidad Zacatenco, del IPN, principalmente en el tema de los grados académico, donde al parecer se generó una grave confusión –desde mi punto de vista- por el manejo político que se está dando en un grupo de jóvenes, ya que revisando el documento, no este no habla de degradar a los licenciados o ingenieros a simples técnicos superiores.
Por citar el reglamento, en el Capítulo IV de los Derechos de los Alumnos, en el punto VI, el documento señala que los estudiantes tienen derecho a: ”Recibir el título profesional de técnico, de licenciatura o grado académico, una vez que haya cumplido con los requisitos previstos en el Reglamento General de Estudios, el Reglamento de Titulación Profesional y el Reglamento de Estudios de Posgrado, todos ellos del Instituto...”
El nuevo Reglamento del IPN en ningún momento menciona quitar o disminuir los grados académicos, ya que de acuerdo a la interpretación, la lógica señala que si un alumno termina sus estudios de bachillerato debe obtener el título profesional de técnico; y quien avance en sus estudios y logre un perfil profesional deberá recibir el grado de licenciatura o de Ingeniería; y lo mismo será para los que cursen ya sea nivel de Maestría o Doctorado.
En este asunto, Pareciera que hay grupos externos que sin duda quieren aprovechar la ocasión de una fecha trágica como la del 2 de octubre de 1968, para causar confusión y hacer creer a los verdaderos estudiantes que se pretenden imponer modelos que afecten su instrucción profesional, cuando se trata de un documento que contiene reglas que no atentan contra la vida académica del IPN.
Lo interesante de todo esto, es que el reclamo de los jóvenes llevó a las autoridades el IPN a detener el nuevo Reglamento y dejar el anterior, invitando a los estudiantes a un gran debate para construir un documento en el que participen los estudiantes y que entre en función en el 2015, decisión que habla bien de los directivos.
Esperemos que esta confusión se aclare y que esas mentes retrógradas –que son minoría- saquen las manos de un tema que es exclusivo de la comunidad estudiantil, académica y administrativa del IPN.
“La vida es una serie de colisiones con el futuro; no es una suma de lo que hemos sido, sino de lo que anhelamos ser…” José Ortega Y Gasset
#SeguimosOnline
Comentarios: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.