El próximo 8 de septiembre, los legisladores tendrán el reto de hacer valer uno de los preceptos constitucionales de otorgar educación a los mexicanos, y para ello deberán asumir el compromiso de garantizar recursos superiores a los que se asignaron en 2014, es decir deben emprender un gran debate para lograr que el subsidio garantice que dos de los niveles que han sido marginados, como son la educación media superior y la superior, tengan los recursos suficientes para abatir el rezago que existe en cuanto a la atención de los jóvenes que ingresan a las preparatorias y bachilleratos y, a su vez, los que se incorporan a las carreras profesionales.
Con las reformas estructurales presentadas por el gobierno Federal y avaladas por el legislativo, se abren las expectativas para que ambos sectores puedan recibir presupuestos que no sean restrictivos, sobre todo porque de acuerdo a los objetivos planteados por la federación, para el 2015 se estima un crecimiento en el Producto Interno Bruto del 3.5 por ciento, con la tendencia de que para el 2016 llegue al 4 por ciento.
Este aumento del PIB, en teoría, abre las posibilidades para que los diputados que integran la Comisión de Educación Pública y Servicios Educativos y de Hacienda del Congreso de la Unión, esta vez se pongan la camiseta y tomen una postura enérgica para asignar recursos importantes que impulsen un crecimiento en la matrícula de los niveles media superior y superior, y lograr en el caso del bachillerato una cobertura universal en el 2022 y para licenciatura del 40 por ciento en el 2018.
Los mismos diputados -hoy más que nunca- saben que uno de los sectores a los que no se le deben escatimar recursos, es la Educación, sobre todo porque es en ella donde radica la solución a los diversos problemas que enfrenta el país, mismos que han generado una marcada desigualdad social, debido a la falta de mexicanos preparados académica, cultural y científicamente.
El principal problema de la falta de apoyo a la educación media superior y superior se debe a los errores políticos y económicos cometidos en el pasado, por lo que ante la nula visión e intereses mezquinos de los gobiernos que estuvieron en turno, colocaron a México en una situación vulnerable y de una crisis aguda, que derivó en el sacrificio del conocimiento.
Un ejemplo de ello fue el FOBAPROA, un error considerado el fraude más grande del siglo XX, orilló al Estado mexicano destinar -en 1995- el 20 por ciento del PIB, algo así como 668 mil millones de pesos. El mismo ex presidente Ernesto Zedillo, en las participaciones que ha tenido en foros económicos en Davos, Suiza, ha señalado que en 10 años el rescate bancario significó partidas por el orden de los 260 mil 344 millones de pesos, de los cuales 67 mil 614 millones fueron provenientes de los impuestos y 101 mil 72 millones por la recuperación de activos.
Hoy conocido como el IPAB, esta deuda trasladada a los mexicanos representa una losa y al mismo tiempo una ancla social, ya que los errores del pasado siguen dejando fantasmas económicos, ya que actualmente este déficit representa el 5.17 puntos del PIB, es decir, poco más de 824 mil millones de pesos, recursos que complican el avance nacional de sectores sociales como la educación.
Por eso decimos que en la antesala del inicio de la discusión del presupuesto de ingresos y egresos de 2015, los diputados tienen la oportunidad de aprender de los errores del pasado y construir una historia diferente que permita a las autoridades tomar conciencia de la importancia que representan algunos sectores para el país.
Hoy invertir en educación media superior y en la enseñanza profesional, no es una moda sino una medida estratégica que busca garantizar que 37 millones de jóvenes tenga la oportunidad de formarse académicamente, y al mismo tiempo contar con la posibilidades de empleo, ya que las cifras actuales indican que de este grupo el 53 por ciento no tienen trabajo, y de estos el 45 por ciento se encuentran en las cárceles por la falta de posibilidades de desarrollo, lo que los lleva a delinquir o ser utilizados como “carne de cañón" por la delincuencia organizada.
Luego de las reformas educativa, financiera, fiscal y energética, los mexicanos tenemos el deseo de confiar como nunca en el gobierno, de dejar atrás las mentiras y de tener las verdades para la construcción de un nuevo rostro mexicano que dé bienestar, desarrollo social y económico, sobre todo a los que menos tienen, y para ello la educación es una alternativa a los problemas que aquejan a la nación.
Confiamos en que los errores que se dieron en el pasado no se repitan en este siglo, sobre todo porque hoy se corre el riesgo de que la historia se repita con los pasivos de la CFE y de PEMEX, que de no tomarse las medidas correctas, el tema podría desembocar en un caos mayúsculo, que acabaría con los sueños de los mexicanos que tienen el anhelo de subir un escalón más de los estatus mundiales.
Así que quienes le apuestan a la inversión del conocimiento sin duda serán los nuevos héroes de la historia nacional.
“No se debe ser demasiado severos con los errores del pueblo sino tratar de eliminarlos por la educación... "
Thomas Jefferson
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